- «Que alguien no alcance todo su potencial es algo terrible. Lo sé. Al envejecer he comprendido que no tengo el carácter necesario para ser tanto bueno como grande al mismo tiempo. Pero tú sí, Reed. Y, como tal, deposito todas mis esperanzas y deseos en que te conviertas en lo que yo no soy. Cuando tú crezcas, espero más. Hijo... espero lo mejor. Quiero que seas mejor amigo de lo que he sido yo. Mejor esposo. Un padre mejor. Reed... sé mejor hombre.»
- ―Nathaniel Richards
El Dr. Nathaniel Richards fue un científico brillante, experto en varios campos. Se hizo muy rico y respetado en la comunidad científica. Conoció y se casó con Evelyn y juntos vivieron en Central City, California. Tuvieron un hijo, Reed, que al igual que su padre antes que él, era un niño prodigio con aptitudes especiales en matemáticas, física y mecánica. Evelyn murió cuando Reed tenía siete años. Nathaniel animó y guio al joven Reed en sus estudios científicos, y fomentó en su hijo un insaciable amor por la ciencia, la exploración y el descubrimiento, así como un respeto por las consecuencias de dicha ciencia.